Es un cristal de seguridad procesado a través de un proceso térmico, donde el cristal se somete a un calentamiento en un horno por encima de los 720 grados, posteriormente se somete a un enfriado rápido por corrientes de aire forzado que lo templan superficialmente en sus capas, produciendo así un cristal con mayor fuerza en comparación con un cristal normal.
Las características más importantes del cristal templado son: